Mucha gente prepara
ropa nueva para empezar el año con buen pie. Esta ropa se llama seolbim (설빔), y muchas veces consiste en un hanbok, el traje
tradicional coreano. El desayuno del Seollal consiste en un cuenco de tteokguk
(떡국), una sopa preparada con rodajas de tteok (masa de
arroz). Según la tradición, al tomarse el tteokguk se gana un año de edad (ya
sabemos que en Corea originalmente se cumplían años al cambiar de año, y no en
el cumpleaños).
En la Corea de hoy en
día han cambiado muchas cosas, y el Seollal también se ha visto afectado. Por
ejemplo, las familias suelen estar fragmentadas entre varias ciudades, y por
eso se suele fijar como lugar de encuentro la casa de los padres o del hermano
mayor. Por este motivo, mucha gente debe desplazarse a sus pueblos o ciudades
de origen. Así, en los días previos y posteriores al Seollal se colapsan los
transportes públicos y las autopistas de toda Corea. El mayor movimiento se da
entre las personas que viven en Seúl y viajan a ciudades del sur como Busan, Daegu
o Gwangju. Los billetes de tren se ponen a la venta un mes antes del Seollal, y
se agotan en cuestión de minutos. Conseguir billetes de tren para estas fechas
es una misión casi imposible, a menos que se conozca a alguien que trabaje en
una agencia de viajes. De las carreteras mejor ni hablar, pero digamos que el
tiempo normal de conducción se dobla, triplica o equisplica.
Como no hay tiempo de
visitar a todos los miembros de la familia y amigos, se suelen enviar regalos.
Además, las empresas suelen dar un obsequio a sus empleados. Estos regalos
normalmente se envían por servicios de paquetería, que se colapsan durante un
par de semanas. Los envíos, que suelen tomar 24 horas, tardan más de una semana
en llegar a destino. Y los repartidores motorizados, que normalmente andan con
mucha prisa, se transforman en auténticos kamikazes.
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