
Durante el Periodo
Edo, el lugar fue reconvirtiendo su economía a la pesca lo que aumento aún más
su número. Y es que los gatos se alimentaban de las numerosas sobras de pescado
que se generaba la flota pesquera del lugar.
Con el tiempo los
pescadores interpretaron el comportamiento de los gatos y según decían eran
sensibles a los cambios climáticos. De esta forma podían saber cuando debían
salir a faenar sin que les sorprendiese las tormentas en alta mar.
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