El libro de Lewis Carroll estuvo prohibido en 1931 en China porque los animales hablaban. Desde el punto de vista del general Ho Chien, hombre detrás de la prohibición, los animales no podían comportarse al mismo nivel que los humanos.
Sin embargo, no toda la gente está de acuerdo con ese
pensamiento y hoy China se abre a ese pensamiento, encontrando hoy que hay
grupos de defensa animal y refugios para perros y gatos abandonados. Todo el
mundo tendría que cambiar ese pensamiento, pero a pasos pequeños se hace.
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