Una hipótesis alternativa sugiere que los primeros dragones chinos fueron especies de cocodrilo. Específicamente, del Crocodilus Porosis, un animal antiguo y gigante. Se sabe que los cocodrilos detectan cambios climáticos como la presión del aire y que pueden percibir cuándo sobrevendrán lluvias. Éste pudo haber sido el origen de las cualidades míticas atribuidas al dragón para controlar el tiempo, especialmente la lluvia. Además, existen evidencias de la veneración del cocodrilo en civilizaciones babilónicas, indias y mayas.
Durante la dinastía de Han, el aspecto del
dragón fue caracterizado de la siguiente manera:
Tiene cuerpo de serpiente
Escamas
y cola de pescado
Cornamentas de un macho cabrío
Cara de
camello
Dos
pares de garras de águila
Oídos de
toro
Pies de
tigre
Ojos de
un demonio
Una
perla llameante debajo de su barbilla
También se le atribuyen poderes sobrenaturales
tales como disfrazarse de gusano de seda, convertirse en un ser enorme capaz de
cubrir el cielo, volar entre las nubes, ocultarse en el agua, rodar en el
fuego, invisibilidad o convertirse en un resplandor que brilla en la oscuridad.
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